“No podemos rendirnos o ser indiferentes a la pérdida de la biodiversidad y a la destrucción de los ecosistemas, a menudo provocados por nuestros comportamientos irresponsables y egoístas”, dijo el Pontífice en la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, “Usemos misericordia con nuestra casa común”, en septiembre de 2016.
Philipp Spinner explicó que el llamado del Santo Padre es a la persona, pues –dijo– es “fácil exigir a la autoridad y al empresariado” por la mala disposición de plásticos y gasto innecesario de electricidad y agua. “Con siete mil millones de personas en el mundo cada uno debe ser consciente de su actuar para cambiar con pequeños pasos a escala masiva, el cuidado de la creación”, añadió.
La Directora interina de la Carrera de Ingeniería Ambiental, Alejandra Espinoza, que inauguró el taller, informó que con miras a la discusión del cambio climático en el COP 23, que se realizará en noviembre del presente año, en Bonn (Alemania), es necesario generar espacios de diálogo y discusión y, sobre todo formación, en el tema para ampliar el colectivo de personas que aportan a la construcción de otro mundo posible.
La docente Ana Lía Gonzales explicó la crisis ambiental y los impactos ambientales son generados por la actividad humana, entre ellas la minera, petrolera, industrial, disposición de residuos sólidos, entre otros.
Consideró que es necesario, primero, cuidar la frontera agrícola, en la producción de alimentos; segundo, abastecer con alimentos el mercado local y, luego, “pensar en exportar”. Dijo que las “normas ambientales son laxas” a la hora de cuidar “nuestra casa común” y afirmó que en los centros urbanos, sobre todo en poblaciones intermedias, la disposición final de la basura no recibe el tratamiento adecuado.
En esa línea, reiteró que la Encíclica del Papa pide no “quedarnos indiferentes frente a lo que está pasando en el mundo ambiental” y como “cristianos interesarnos más de lo que está sucediendo” con la falta de cuidado de la creación.