
Juan Carlos Núñez Vidaurre
RESUMEN DE PONENCIA
Los nuevos signos de los tiempos, expresados en la Encíclica Laudato sí, pide a la humanidad unirse en la búsqueda de un desarrollo integral, criticando el concepto de crecimiento infinito o ilimitado porque está causando una explotación del planeta más allá de sus límites, por la acumulación egoísta de recursos que abre la brecha entre países y clases sociales, que descarta por igual a las personas y a los demás seres creados. El cuidado de la “casa común”, como dice el Papa Francisco, demanda también un cambio en nuestro estilo de vida, bajo la responsabilidad del cuidado de nuestro medio ambiente no sólo para el presente sino para con las generaciones futuras. La búsqueda de un modelo de desarrollo basado en un nuevo paradigma de Ecología Integral, considerando las enseñanzas de la Iglesia y en la relación entre ecología natural y ecología humana requiere del concurso fundamental de la academia, investigadores, más aún de las universidades católicas preocupadas por el futuro de la humanidad; pero no pueden estar separadas de la imprescindible capacidad de incidencia que busque la participación de gobiernos y de los grandes intereses global/empresariales. El desafío principal está en la necesaria voluntad política para buscar respuestas efectivas de cómo lidiar con el cambio climático, de visibilizar los niveles de vulnerabilidad no sólo ambiental sino social y de los recursos necesarios desde diferentes actores, públicos y privados, desde el ámbito global hasta el local, con la participación de la sociedad en su conjunto, para buscar juntos respuestas efectivas ante estos retos.
Los nuevos signos de los tiempos, expresados en la Encíclica Laudato sí, pide a la humanidad unirse en la búsqueda de un desarrollo integral, criticando el concepto de crecimiento infinito o ilimitado porque está causando una explotación del planeta más allá de sus límites, por la acumulación egoísta de recursos que abre la brecha entre países y clases sociales, que descarta por igual a las personas y a los demás seres creados. El cuidado de la “casa común”, como dice el Papa Francisco, demanda también un cambio en nuestro estilo de vida, bajo la responsabilidad del cuidado de nuestro medio ambiente no sólo para el presente sino para con las generaciones futuras. La búsqueda de un modelo de desarrollo basado en un nuevo paradigma de Ecología Integral, considerando las enseñanzas de la Iglesia y en la relación entre ecología natural y ecología humana requiere del concurso fundamental de la academia, investigadores, más aún de las universidades católicas preocupadas por el futuro de la humanidad; pero no pueden estar separadas de la imprescindible capacidad de incidencia que busque la participación de gobiernos y de los grandes intereses global/empresariales. El desafío principal está en la necesaria voluntad política para buscar respuestas efectivas de cómo lidiar con el cambio climático, de visibilizar los niveles de vulnerabilidad no sólo ambiental sino social y de los recursos necesarios desde diferentes actores, públicos y privados, desde el ámbito global hasta el local, con la participación de la sociedad en su conjunto, para buscar juntos respuestas efectivas ante estos retos.